El estancamiento emocional puede ser
descrito como la ausencia de una evolución en la experimentación de emociones.
Es decir, que desaparecen los cambios de una emoción a otra, y quien la
experimenta se mantiene en un estado de apatía.
Como sensaciones como la euforia se
caracteriza por ser picos de activación emocional, no pueden durar mucho, y por
consiguiente la persona que viva en sus carnes el estancamiento emocional
tendrá el paso vetado a estas sensaciones intensas.
Esto hace que el día a día de las
personas que viven con estancamiento emocional sea monótono y tedioso. Pero no
se trata de una monotonía que se explique porque todo el rato se hace las mimas
cosas; alguien que cada día se enfrenta a retos nuevos es capaz de sentir este
vacío emocional. La monotonía, en este caso, es interna y mental, y es en parte
independiente de lo que se haga y de cómo se interactúe con el mundo exterior.
Así, el estancamiento emocional puede
ser descrito como un desierto , un lugar en el que no hay atisbo de experiencias
enriquecedoras no porque no tengamos recursos a nuestro alrededor, sino porque
en nosotros hay una dinámica de procesos mentales que nos ha acostumbrado a
experimentarlo todo a través del filtro de la monotonía.
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